El Código Mil de IKEA

Aquí comienza una breve reseña a lo que me ocurrió el otro día en el IKEA de A Coruña (abierto recientemente). Antes de nada, he de decir que hasta el día en que ocurrió la anécdota que relato yo nunca había estado en un IKEA, así que tampoco conocía mucho la manera de funcionar, extraña y curiosa al menos, de la cadena de tiendas.

Pues allí que estaba yo allí el otro día, al poco de llegar, a primera hora de la mañana (para aprovecharla bien, que yendo a IKEA ningún número de horas es suficiente), y al poco de que abrieran la exposición (por cierto, la cafetería abre media hora antes y, mientras tanto, te dan café gratis) se oye por megafonía:

"-Código mil. Código mil. Que todos los empleados se dirijan a nosedónde".

Y allí que van todos los empleados disparados. Abandonan su puesto y salen andando rápido que no corriendo. Yo no sabía (ni sé a día de hoy) si era algún tipo de simulacro no avisado a clientes, si se preparaban para la invasión alienígena, si se iban a cantar ABBA a algún karaoke o si sólo querían ver las caras de los clientes. Yo, personalmente, no sabía qué cara poner. Eso sí, tenía mi paragüas preparado para repeler cualquier ataque enemigo (ahora que lo pienso, cuando salí de casa no llevaba paragüas, pero habría jurado al empezar el post que... ah, vale, ahora me acuerdo, lo del paragüas fue cuando en Stradivarius cortaron la luz; últimamente pasan cosas raras allá donde voy...).

Por suerte, los escudos debieron funcionar bien, o lo que fuera, porque al rato la voz de la megafonía anuló el código mil. Algún día me meteré a trabajar en IKEA para saber qué demonios es un código mil; hasta entonces, para mí significa más o menos lo mismo que cuando en las películas dicen por la radio de la policía "tenemos un 416 en Kelsington con Tetrabrik, solicito refuerzos".