jueves, 30 de julio de 2009

La odisea de aprender a conducir (II): cuando Los Fantasmas encontró a la Pantalla





"¡Ahora disponibles ordenadores con pantalla táctil
en el aula para hacer los tests!"

Sigamos donde lo dejamos: ya me encontraba inmerso, sin solución, en un universo que no alcanzaba a comprender, y en el que los nativos rendían culto a una especie de semi-dios al que llamaban Pantalla Táctil. Una vez identificado el peligro decidí presentarme a Pantalla, dado que sin su aprobación jamás podría completar La odisea de aprender a conducir.

De nuevo con el otro don entré en la pseudoescuela. Allí observé que los recién captados en su culto gozan de privilegio, pues, al haber sólo un sitio libre en las Pantallas y ser nosotros dos, la no-sólo-recepcionista ordenó a uno de los iniciados: "Ala, quítate de ahí, que ya has estado suficiente". Interesante. Poco más tarde, y tras unas palabras de uno de los que allí estaban, deduje que lo que en ese sitio hacen es lavar el cerebro a la gente: "¿Y qué quiere decir que le obstruye la herida? ¿Qué es obstruir?" O eso, o pertenecen a esa especie que no ha cursado el BI. Sí, esos a los que se les habla en monosílabos (sin intención de ofender a posibles lectores no-BI: no va dirigido a todos).

Pero aún faltaba que la Pantalla revelara su gran secreto, la razón por la que ningún alumno cometería nunca ningún fallo involuntariamente: el botón "ayuda". Sin penalización de algún tipo, cuando estás haciendo una pregunta basta con apretar el botón para que ante mis incrédulos ojos la Pantalla brinde, en apenas dos líneas, la solución al problema. Seguro que eso ayuda a comprobar el nivel de aprendizaje de los alumnos, sí señor, sin lugar a dudas.

Sin embargo, poco después tuve que abandonar la no-escuela (se supone que en una escuela dan clases, ¿no?), pues el tiempo apremiaba y Harry Potter me esperaba.

miércoles, 29 de julio de 2009

Memorias de Túnez (V): el WTF! del cartel



En ocasiones, de manera fortuita, el ser humano tiene la suerte, o la desventura, de enfrentarse a acontecimientos históricos, míticos, inolvidables, tremedabundos, espectaculares, que superan con claridad sus expectativas y proyectos, su capacidad y su entendimiento. En Túnez yo sufrí uno de esos sucesos.

Iba un servidor caminando por Susa, alegre de su ignorancia y su existencia rayana en la normalidad, cuando, ¡oh, sorpresa! me encuentro con el cartel que encabeza la entrada. Creo que en aquel momento mi cara, cual espejo en forma de la mano de Fátima, adoptó los rasgos que el símbolo muestra.

¿Qué nos deparaba aquel lugar? ¿Sería la base secreta de alguna tribu enemiga? ¿Un ambiente cambiante, en el que cada día nada es igual que el anterior y te enfrentas a la sorpresa? ¿Un convento de monjas hermafroditas malayas y albinas que, no sabiendo qué poner en el cartel, lo dejaron de esta guisa? Porque, ¿quién, en su sano juicio, se gasta los dineros para esto? Ni siquiera aportó luz al asunto observar el otro lado del cartel, que es el siguiente:


¿Juegos del mundo? ¿Es que hay fútbol americano, petanca, origami y quidditch? A mí que me lo expliquen. O mejor, que me dejen con la duda, que seguro que la respuesta entrañaría tales misterios que preferiría votar al del nombre antediluviano antes que convivir con ellos.

martes, 28 de julio de 2009

Kings: primera impresión



Esta entrada no estaba prevista. De hecho, tenía pensado escribir una entrada conmemorativa que sería tal por alcanzar las 15, o en todo caso publicar una que ya tengo preparada sobre Túnez. Pero todo ha cambiado. Este verano he decidido ver un par de series que había dejado pendientes, como Lost, y tras el batacazo de ayer con Dark Blue, que no me pareció suficientemente entretenida, hoy he me he decidido por el piloto de Kings.

Ha sido perfecto. Es como si hubieran hecho la serie para mí. Apasionante, apabullante, escalofriante: aún tengo los pelos de punta. Y no es porque sea terrorífica, ni la acción sea especialmente rápida y fuerte. Es simplemente que me ha encantado. Sólo espero esta sensación continúe con los siguientes episodios, porque sería un gran fiasco. Es totalmente diferente a las demás, es magnífica. De continuar así pronto desbancará a Motivos Personales en mi ránking de series. Es realmente una lástima que, a raíz de su audiencia, haya sido retirada en la midseason para continuar emitiendo los episodios restantes en el verano (en EE.UU. ha acabado tan sólo hace tres días), y finalmente haya sido cancelada. El argumento es el siguiente (tomado de ¡Vaya tele!):

"Kings cuenta la historia de un reino moderno, Gilboa, que lleva en guerra varios años con sus vecinos de Gath. El conflicto toma otro rumbo cuando el hijo del rey Silas es secuestrado en el frente y rescatado por David, que pasa de ser un joven tímido de una familia humilde a simbolizar la esperanza de un pueblo desmoralizado por su situación actual. David se convierte en el héroe que todos necesitaban pero, al mismo tiempo, en un instrumento del rey Silas para mantener el poder (...).

Poder, envidia, corrupción, secretos de estado, chantajes políticos, guerra y hasta romance: todo tiene cabida en esta serie de carácter épico".

lunes, 27 de julio de 2009

"Las negras que vuelvan a la base"




Ala es la tercera vez que escribo el primer párrafo porque no sé por qué le da por enlazarse todo a nosequé página, así que estoy hasta las narices. En ese párrafo básicamente digo que me hizo mucha gracia la charla atomizadora de la doña de la aspiradora, la de las instrucciones contradictorias con el único punto común de la casa de pizarra negra en forma de pirámide. Y punto.

Una vez en el recinto, puedo decir que han sido unos 40 € invertidos a la perfección. ¿El resultado? 4-¿4? El interrogante se debe a que el último juego, el de acabar las bolas que quedaban, era una chorrada, y ni siquiera se podía pasar del medio del campo. Entre eso y el aburrimiento supino con que nos torturó el equipo contrario, tirados mirando el paisaje, lo más llamativo era escuchar su conversación sobre los abejorros que veían.

Lo que más me gustó: tirarme por el suelo. Aquí, allá, por hierba, por espinos, entre ramas... Jamás pensé que disfrutaría tanto de rebozarme por la maleza adelante. A mí, la próxima vez, que no me den pistola (que además por tirarme, según la jefa, los tiros me salían más desviados): me sueltas allí en medio y yo repto a por la banderita de marras. Además, más barato.

Definitivamente, y a pesar del bolazo-casi-balazo de cierta doña en medio del pecho, del que ahora mismo contemplo la marca, ha sido una experiencia gratificante. En un par de meses, a repetirlo.

Actualización del 13/8/2009: esta entrada, junto con Del enigma de la hora tunecina,Memorias de Túnez (II): las filas del avión y Memorias de Túnez (IV): pruebas empíricas sobre el agradable calorcillo del verano, ha sido elegida en la encuesta motivada por la vigésima entrada del blog como la mejor hasta el momento. Cabe mencionar que en la encuesta sólo se recibieron cuatro miserables votos, correspondientes a las cuatro elegidas.

domingo, 26 de julio de 2009

Hacia la aventura en las tierras desconocidas del paintball




Me encanta el olor de pintura por las mañanas... Señores, estamos a punto de embarcarnos en una aventura mítica que recordaremos para el resto de nuestros días. ¿Seremos héroes? ¿O haremos el más absoluto ridículo? Yo apostaría por lo último.

Como preludio y entrenamiento, os dejo con este vídeo de The Big Bang Theory, esa graaaan sitcom, en el que todos los personajes van al paintball, con un resultado... desigual. Una encarnizada batalla nos espera, y el post subsiguiente será de obligada publicación, así que disfrutad del vídeo y preparaos para sufrir.

viernes, 24 de julio de 2009

Y me volvieron a hacer la puñeta



En los días de Selectividad y de Harry Potter casi llegué a pensar que la profesión que más odiaba era la de tractorista. Pero el jarro de agua fría ha llegado, y me ha devuelto a la realidad. ¡Ah, cruel espejismo que me abstrajiste y me llevaste a una ficción! En mi lista de profesiones deleznables la de tractorista no está sola, y hoy me he acordado de por qué.

Pero vamos a ver, señor peluquero, que cuanto más le explico es peor. Cada vez que voy me empeño en corregir sus errores anteriores esperanzado, mas éste incurre en otros nuevos. Sin ir más lejos, hoy en la peluquería no podía dejar de mirar mi flequillo: tal cual el de Fray Perico y su borrico. Qué espanto. ¡Oh, Dios mío! Al menos cuando llegué a casa lo mojé y pude disimularlo con relativo éxito. Lo ¿malo? es que, al dejar de mirar mi flequillo vi el resto: pequeño e inútil capullo, ¿quién le ha dicho a usted que me deje el pelo tan corto? Lo que le pedí que me cortara más, siguiendo las recomendaciones de cierta doña y mi sentido común, es la parte de atrás, ¡no todo! Si es que ahora parece que tengo seis años menos.

Y es que aún encima siempre me esfuerzo por ir cuando está el peluquero bueno, pero como siempre está con éste, que es el que me lo ha cortado, perdón, tomado las últimas veces, ya se debe considerar "mi peluquero", por lo que ya me atiende él directamente.

Por todo ello, señores lectores, les advierto: NUNCA, repito, NUNCA SE FÍE USTED DE UN PELUQUERO. Son unos seres traicioneros a la caza del viandante despistado que pueda caer en sus garras. Los tractoristas son imbéciles, sí, pero ellos avisan. Estos no, estos te prometen todo y luego... "ya sabes, como tiene volumen ahora tienes que esperar a que acomode, unos diez días". Diez sopapos, por emplear el eufemismo, le daba yo a usted. Si es que le daba así. Diez días... ¿y mientras tanto? ¿Tiro del pelo a ver si crece más rápido? Manda narices.

jueves, 23 de julio de 2009

Memorias de Túnez (IV): pruebas empíricas sobre el agradable calorcillo del verano



"Pues parece que refresca". "¡Ponte la chaqueta, niño, que te vas a resfriar!". O ya puestos "Jonathan, no te metas pa' lo jondo". Estos son los típicos ejemplos de frases que NO oirá en Túnez. ¿Por qué? La fotografía que encabeza esta entrada lo muestra. Y ni siquiera se trató del peor día.

Mas esa afirmación merece ser apoyada con pruebas, las cuales, como anuncio en el título, están en mi poder. Son documentos gráficos obtenidos fortuitamente en días distintos que muestran los efectos de la exposición de sujetos humanos a altas temperaturas de manera prolongada. Me encuentro en la obligación de decirles que estas imágenes no son adecuadas para niños pequeños: pueden marcarlos de por vida. Abróchense los cinturones, que empezamos.


Mujer. 18 años. Se puede percibir a simple vista cómo trata de paliar, infructuosamente, los síntomas de la conocida enfermedad de "¡ay, que me va a dar un payá!".


Mujer. 17 años. La sintomatología, como se puede ver en su desesperado y frenético gesto, se encuentra en un estado mucho más avanzado. La esperanza de que no queden daños cerebrales es nula.


Mujer. 18 años. Observen el efecto del payá en los músculos faciales, los cuales se contraen y relajan a voluntad, dando lugar a fantasmagóricas e inhumanas muecas.


Mujeres. 18 años. La enfermedad priva a los sujetos de un comportamiento racional, llegándose a agredir entre ellos. Se ve además agravada por las dolencias mentales que poseían anteriormente a la exposición.

Definitivamente, las consecuencias de las altas temperaturas en el sexo femenino son desastrosas. No obstante, los experimentos han demostrado que en hombres potencia asombrosamente sus virtudes y reduce sus defectos de manera irreversible.

Actualización del 13/8/2009: esta entrada, junto con Del enigma de la hora tunecina, Memorias de Túnez (II): las filas del avión y "Las negras que vuelvan a la base", ha sido elegida en la encuesta motivada por la vigésima entrada del blog como la mejor hasta el momento. Cabe mencionar que en la encuesta sólo se recibieron cuatro miserables votos, correspondientes a las cuatro elegidas.