lunes, 20 de julio de 2009

Memorias de Túnez (III): reflexión histórica sobre el candado español


Dos aspectos sobre el título antes de empezar: el primero, este post no tiene nada que ver con la Historia, pero poner eso al lado de "reflexión" es como poner "resort" a un hotel, que queda bien y punto. La segunda, que el candado del que voy a hablar no es español sino de Estambul, pero mi manifiesto no entiende de países.

Dicen que el hombre es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra. Yo me tropecé dos veces con el mismo candado. ¡Y qué candado! La cuestión, queridos amigos, es que durante nuestra primera noche en tierras tribales enemigas, en el Hotel de los Botes (hay que empezar a llamarle de alguna forma identificativa, ¿no?), me llevé un buen sobresalto. Mi maleta, dentro de la cual estaban prácticamente todos los menesteres de que disponía, optó por renunciar al diálogo como forma de comunicación conmigo. Que me entraron ganas de prenderle fuego, vaya. ¡Oh, por Dios, qué violento! Y una pata de cebra. ¿No va el candado y se cambia de combinación? Pero vamos a ver, ¿en qué clase de comedia ridícula a base de bromas de mal gusto se ha visto esto? ¡Un candado coge y ala, cágate lorito! Pues ponte tú a probar todas las combinaciones a ver cual es.

Pero esto no es todo. La maleta, a pesar de perder el primer asalto tras una encarnizada batalla, continuó presentando lucha, y unas noches más tarde repitió la jugada. ¡Dos veces! ¡Dos veces probé todas las combinaciones! ¡Las mil! Lo pondré con número que así parecen más: ¡Las 1000! ¡Y no se abrió con ninguna! ¡Mi ropa estaba ahí dentro! No quedaba otra: a fedellar en el candado imitando al otro. Echa mano del botiquín, coge las tijeras, a golpes con el cerrojo de las narices...

Al final lo conseguí. Y, obviamente, no volví a cerrar la maleta, porque no se podía, y además era imposible: la cremallera no había soportado el fragor del combate, y yo seré imbécil pero no tanto. Aprendí a base de golpes. Pero repito: jamás en mi vida se me habría pasado remotamente por la cabeza que el candado de la maleta iba a cambiarse solo de combinación. Nunca había escuchado nada parecido. Manda narices.

8 comentarios:

  1. Se te ha olvidado decir que gracias a Lo y a mí lo conseguiste puesto que fue cuando entramos nosotras cuando se te ocurrió lo de forcejear la cremallera. Si es dnde haya una superwomannnnnnnnn en este caso dossssssssss!!!!!

    ResponderEliminar
  2. Qué manera de atribuirse méritos... ¡Cómo si lo hubierais hecho vosotras! jajaja La verdad es que hasta que entrasteis no me entró prisa, y esa era una baza que iba a jugar después, así que en realidad sí acelerasteis el proceso.

    ResponderEliminar
  3. ehhhhhhhh q yo tb estaba!!!!!!
    gracias x acordarte de mi cris!!!!!!

    ResponderEliminar
  4. ESO ESO, CRIS TIENE RAZÓN!!!

    Pero añado y reitero que si la abriste fue ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE gracias a nosotras, deberías estar eternamente agradecido. Manda narices.

    ResponderEliminar
  5. xD Lo cierto es que de no ser por el candado tendrías un post menos. No hay mal que por bien no venga (y me refiero al bien del blog, claro). Pondría la frase de los renglones torcidos que decía Cris, pero no me acuerdo de como era.

    Debería actualizar (esto es una nota mental mía, que la escribo porque me da pereza pensar...)

    ResponderEliminar
  6. Cris siempre tiene un refrán a mano...
    No hay mal que por bien no venga: ya sé forzar maletas.

    ¿Única y exclusivamente? Dejémoslo estar...

    ¿Patricia también estaba??

    ResponderEliminar
  7. Ah, se me olvidaba decir que me ha gustado terminar la entrada con el "manda narices". Expresa todo lo que quiero para el fin de una entrada. No será la última vez que lo veáis (de hecho, la entrada que voy a publicar YA termina así).

    ResponderEliminar
  8. Patri si me olvide de ti lo siento pero es k no me acordaba de con qien estaba

    ResponderEliminar